Los tontos están por todas partes, y el metro no podía quedarse sin una representación de éste amplio colectivo. Esta semana he tenido la suerte de conocer a la honorable presidenta del Club de Tontos del Culo de Barcelona, aunque más bien contemplé sus progresos tontiles. Lo cierto es que esta señora, llamémosla Tontaina, estaba entrenándose y ese día tocaba en el metro, ya que preparaba las oposiciones a la presidencia de la Asociación Española de Tontos y Tontas. La prueba consistía en intentar detener un metro de la forma mas estúpida posible. Tontaina llegó a la última puerta del vagón cuando éstas se cerraban y ya no quedaba espacio para que su orondo cuerpo entrara, y viendo que con las manos no pidía frenar las puertas, optó por un recurso muy audaz. Puesto que disponía de un bolso extraplano, lo colocó grácil y gentilmente en la trayectoria de las puertas para que quedara aprisionado por ellas y el conductor las volviera a abrir. Tal era la finura del bolso, que las puertas ni se enteraron que había algo allí, el conductor tampoco, y el tren arrancó. Fué interesante a la vez que vergonzoso ver a Tontaina correr una decena de metros enganchada al bolso que le arrancaba el metro. Y muy visual e inspiradora la imagen de un largo metro blanco, del que sobresalia un bolso negro. Las caras de los presentes, de película de Tarantino.
Thursday, January 26, 2006
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment