Thursday, June 15, 2006

Pisa el freno Julman

Soy un peligro, lo reconozco, me gusta correr. Me encanta ir rápido y adelantar a la gente, a esos malditos lentos que avanzan arrastrándose en mi camino. Pero no me gusta correr con el coche, me gusta correr cuando camino. No puedo ir despacio, siempre voy a todo trapo. Creo que es por deformación profesional, ya que soy un afamado impuntual.
El hecho que me desplace al doble de velocidad que la mayoría de transeuntes, me ha provocado más de un accidente, sobretodo con ese entrañable colectivo que son nuestros mayores, los ancianos. Tienen la curiosa habilidad de ir lentos, pero lentos que te cagas, y cuando pasas como una exhalación por su lado, cambiar de trayectoria para causar una colisión. Realmente es peligroso ponerse en la trayectoria de una locomotora de 100Kg que avanza a toda máquina hacia ti. Ahora que lo pienso, los ancianos son igual de peligrosos y hacen las mismas locuras tanto al volante de un coche como calzados en unos zapatos y andando por la calle. Lo surrealista del tema es cuando alguna mujer se cruza y al verte se piensa que le vas a quitar el bolso, o mejor, que le vas a meter mano - Señora!!! que la arruga no es bella !!! Que gallina vieja hace buen caldo, pero que gallina en fase terminal es lo más antilujuria que existe !!! Tranquila, mantendré mi testosterona bajo control -.
He llegado a pensar que no encajo en el mundo urbano, camino como un kamikaze y en el metro tengo la tendencia a colocarme en el sitio y de la forma que parece molestar más a la gente. No se si será por mi tamaño, pero siempre hay alguien que parece que le gustaría que me cogiera de otra barra o me pusiera en otro lado, me deben ver igual de estorbo que un tio con un viloncelo a la espalda.

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